Por Ing. Germán Savloff Di Campli
Nos encontramos en estos momentos atravesando la emergencia más grande a la que se haya enfrentado la humanidad y a la que pareciera darse un constante tratamiento de coyuntura, sin entender lo intrínsecamente relacionado que está este sistema vivo y creyendo que, atacando una porción de la agenda, mientras se continúa reproduciendo las mismas acciones, será posible salir de esta situación.
Es por eso que al hablar de ambiente siempre debe hacerse con una visión holística, teniendo en cuenta factores económicos sociales culturales, identitarios y políticos.
Breve reseña histórica del abordaje de las problemáticas ambientales
La agenda ambiental se vio históricamente tocada por el contexto de los diferentes países, algunos movidos por cuestiones nucleares, catástrofes o, más por nuestros lares, la pobreza.
Fue durante las décadas del 60 y 70 cuando, dentro de un periodo marcado por el fenómeno de la guerra fría, con procesos de descolonización y otros acontecimientos que dieron lugar a que la cuestión ambiental empezara a tomar un protagonismo mayor a en la agenda internacional.
Fue en este marco que aparecieron una serie de obras de gran importancia en la cuestión y que marcaron el rumbo del abordaje de la problemática los siguientes años.
La primera, “Primavera Silenciosa” por la bióloga Rachel Carson, una de las promotoras de la agencia ambiental de EEUU. En la obra se lleva a cabo una investigación sobre la ausencia de ciertos parámetros que Carson observó en la naturaleza, en particular sobre el canto de los pájaros, lo que le hizo pensar que había cambios en los procesos de anidación lo que derivó en una investigación sobre el impacto de los agroquímicos en diversos sistemas naturales.
La Tragedia de los Comunes, un paper de Garret Hardin, quien usando la vieja imagen de la economía tradicional, base del institucionalismo y liberalismo, en donde el uso de los pastizales plantea una escenario en donde cierta cantidad de pastores llevan a sus ovejas a un pastizal, que al ser de uso común no existe regla alguna sobre su forma uso y que, en tiempos de abundancia lleva a una gran cantidad de animales usando dichos espacios, dando lugar a una sobreexplotación de los mismos.
Esto dio lugar a debates que concluyeron en premios Nobel, como el de Ostrom, la única mujer en ganar un Nobel de economía, en donde se plantea que el uso colectivo de recursos naturales, sin ninguna clase de regla o control de los mismos, lleva inevitablemente a una sobreexplotación y agotamiento de los mismos. También que los intereses individuales no necesariamente nos llevan al mejor bien colectivo.
La tercera obra es el informe "Límites al Crecimiento", elaborado por el Club de Roma, en donde primaba un fuerte mensaje neo Malthusiano.
La catástrofe ecológica estaba vinculada al aumento de la población, especialmente de los países en desarrollo y la tensión sobre los recursos derivados de este fenómeno.
En el mismo se ensayan diferentes modelizaciones y escenarios, desarrollados por el MIT, que no coincidían con la visión política de países en desarrollo como el nuestro, en pleno auge de las teorías del desarrollo en América Latina. Esto fue visto como un corte para estos países a las posibilidades de llegar al desarrollo, en contraposición a la de los países desarrollados que “ya llegaron”.
Es en ese contexto tenemos la primera Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente Humano (Estocolmo 1972), con una fuerte idea antropocéntrica (ya desde el nombre de la misma), centrada en la figura del hombre, biologicista y conservacionista a los intereses de los países del norte y Europa. El informe Límites al Crecimiento se consideró un activo clave, con esta idea de bomba demográfica de los países en desarrollo sin saber gestionar sus recursos.
Ante esta situación los países en desarrollo se abroquelaron, y fue durante la década del 80, en la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo donde se logra una fuerte alianza entre lo que se conoce como la agenda ambiental y la de desarrollo, por lo que hablar de estas agendas como asuntos separados es un error al tener ambas un inicio común.
A partir de aquí adquiere consenso internacional el paradigma de la sostenibilidad. Entendiéndose al desarrollo sostenible/sustentable (más adelante se diferencian estos conceptos) como la posibilidad de satisfacer necesidades de generación actual sin comprometer la capacidad de futuras generaciones para satisfacer las propias necesidades.
Fue durante esta década que empiezan las reuniones sobre un fenómeno que se conocería como cambio climático, llamado así a partir de la creación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
Dando un salto a las décadas del 90 y 2000, en donde se sucedieron hitos importantes, como la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo o Cumbre de la tierra, Río 1992 (nótese la diferencia ya desde el nombre con la conferencia anterior) donde se generaron muchos resultados y consenso, se llega al Acuerdo de París, en 2015, dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Este acuerdo tiene un objetivo cuatripartito, con componentes de mitigación, adaptación, financiamiento y producción de alimentos salvaguardado y con elementos que se negociaron durante 10 años.
Se establece una meta de temperatura (componente de mitigación) en donde se plantea que la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera no sobrepase un nivel dañino irreversible. Se busca limitar el aumento de la temperatura de la tierra por debajo de 2°C (a niveles pre industriales) y realizar esfuerzos para que no sobrepase el 1,5°C. Esta diferencia de medio grado, si bien parece pequeña, trae consigo situaciones catastróficas e irreversibles para el ambiente y la sociedad.
En esta imagen se compara las emisiones globales resultantes de los esfuerzos propuestos por los países en el Acuerdo de París, lo que llevaría a las líneas azules y verdes de 2°C y 1,5°C respectivamente, en comparación con la línea naranja que representa la inacción (o el Business as Usal como suelen decir activistas y divulgadores) que nos llevaría a una temperatura promedio de unos 3°C respecto a la era preindustrial.
Desarrollo Sostenible y Sustentable
Los conceptos sostenible y sustentable surgen de la traducción de la palabra en inglés Sustainable, con una única denominación. Esto repercutió en debates ideológicos, especialmente en América Latina, que llevaron a una diferenciación de estos conceptos, con dos saberes y lógicas diferentes.
En primer lugar, es importante destacar que existe consenso en ambas denominaciones en considerar aspectos económicos, sociales y ambientales. La diferenciación está en la dicotomía entre desarrollo y ambiente. El desarrollo Sostenible planteado aparentaba solucionar todos los problemas al permitirnos consumir cada vez más siempre que se hiciera de manera perdurable en el tiempo, sin cuestionar los modelos de consumo y producción (de nuevo el Business as Usual).
El ecologismo latinoamericano critica esta idea diciendo que esto no debe considerarse así, que los recursos incluso para la economía clásica tienen límites y que el crecimiento infinito no es posible.
Esta idea de que cada vez más personas accedan a más cosas (fenómenos de masas) sin cuestionar las bases de lo que se accede, si esto significa o no realmente desarrollo (o felicidad) y sin relacionarlo con el soporte ecológico, conlleva a una sobreexplotación de los recursos, lo que repercute en enormes daños al ambiente.
Así, el sistema Sustentable requiere cuestionar el modelo estándar, de seguir haciendo lo mismo, encontrando parches en el camino para sanear los daños.
Uno de los exponentes más fuertes de esta diferencia es el mexicano Enrique Leff, quien escribió: "La ambivalencia del discurso de la sustentabilidad surge de la polisemia del término sustainability, que integra dos significados: uno, traducible como sustentable, que implica la internalización de las condiciones ecológicas de soporte del proceso económico; otro, que aduce a la durabilidad del proceso económico mismo. En este sentido, la sustentabilidad ecológica se constituye en una condición de la sostenibilidad del proceso económico. (Leff, 1998)”
Consecuencias del Cambio Climático
El novelista Louis L’Amour escribió, “Lo único cosas que nunca cambia es que todo cambia” y el clima no es la excepción. El clima naturalmente cambia y ha cambiado a lo largo de los siglos, la característica actual no es el cambio en sí mismo sino el carácter antrópico del mismo.
El cambio climático se representa a partir de cambios en la temperatura promedio de la tierra. Esto repercute en cambios en los patrones de precipitación, con incrementos y disminución por regiones, heladas, modificaciones en características de los océanos, como el nivel del mar o cambios en la composición química, derretimiento de los glaciares (lo que a su vez afecta la disponibilidad de agua dulce) y la ocurrencia de eventos extremos como olas de calor, frío, sequías e inundaciones. También alteraciones en los sistemas hidrológicos, pérdida de hielo y afectación en la escorrentía.
A su vez, los cambios en las condiciones químicas de los océanos producen eutrofización, que causa una constante muerte de material orgánico y con esto falta de oxígeno, necesario para la captura de CO2, lo que provoca un aumento cada vez mayor de la temperatura. Vale la pena mencionar que la cantidad de plástico en el mar, debido principalmente a la pesca industrial, exacerba aún más esta rueda de muerte en el mar, agravando la problemática del calentamiento.
En este recuento de situaciones queda en evidencia el carácter multivariable y multicausal de esta problemática. Dónde incendios en el Amazonas provocan fuertes inundaciones en algunas zonas y déficit muy extendido de precipitaciones otras, como la zona de la naciente del Paraná, lo que repercute en la bajante que estamos sufriendo en estos momentos.
Estas situaciones provocan un gran impacto en la población y sus actividades económicas, tanto en áreas urbanas y rurales. En temas biológicos muchas especies han cambiado su rango geográfico, actividades estacionales y patrones migratorios, sin mencionar a la extinción masiva de tantas otras especies que no lograron adaptarse a los cambios de temperatura.
Último informe del IPCC
El ya mencionado Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) es el órgano de las Naciones Unidas encargado de evaluar los conocimientos científicos relativos al cambio climático. El mismo está formado por miles de científicos, que ofrecen voluntariamente su tiempo para evaluar los miles de artículos que se publican cada año, con el fin de elaborar un resumen exhaustivo de los factores que impulsan el cambio climático, sus impactos y futuros riesgos, y sobre la forma de reducir dichos riesgos mediante la adaptación y la mitigación.
Hasta la fecha han publicado 6 informes, además de 3 informes especiales, como el de “Calentamiento Global de 1.5°C”, famoso informe en donde se plantean los impactos del aumento de la temperatura a estos niveles.
Otro informe especial es el de “Cambio Climático y Tierra”, que trabaja sobre los temas asociados a cambio de uso de suelos y donde se demostró sobre todo la alta incidencia de la ganadería en la problemática. Siendo esta una de las principales causas de emisión de gases de efecto invernadero, sumado a ser la principal causa de deforestación y uso de recursos como agua y suelo. Situación que se agrava continuamente debido a un aumento exponencial y artificial de la población de ganado.
El más reciente informe, brindado por el Grupo de Trabajo 1, que trabaja sobre las bases de las ciencias físicas (hay otros 2 uno sobre Impacto, Adaptación y Vulnerabilidad y otro de Mitigación) revela la severidad y urgencia del cambio climático y plantea una serie de medidas controversiales para su abordaje.
Es importante destacar, en momentos en que el negacionismo sobre el cambio climático llega a escalas de poder político, que este informe viene tras cruzar 14000 papers, con 234 científicos de 66 nacionalidades durante 8 años, con 50.000 comentarios y revisiones.
Entre los puntos destacados del informe se menciona que es indiscutible que la actividad humana es responsable del calentamiento global. Los cambios climáticos recientes son generalizados, rápidos y cada vez más intensos.
No existe región que no haya sido ya afectada y todo el planeta va a ir sufriendo impactos cada vez más fuertes y frecuentes. Nadie está exento de que esto lo afecte. La civilización nunca se enfrentó a una problemática universal que incide en todo el planeta por igual (en los 70 cuando apareció la capa de ozono tenía más impacto la penetración de rayos ultravioleta en algunas partes del mundo que en otras). A su vez, su carácter exponencial hace que en cada minuto de inacción aumente la concentración de gases en la atmósfera.
También revela que según las trayectorias actuales entre 2030 y 2040 se va a superar el 1.5°C de aumento de temperatura planteado como objetivo, y solo sería posible no alcanzarlo con una reducción drástica y a gran escala de las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que significa un escenario imposible a estas alturas.
Con respecto al objetivo de 2°C se presentan 5 escenarios y solamente en uno de ellos logramos mantenernos por debajo de un aumento de la temperatura global de menos de 2 hacia fin de siglo.
Ninguno de estos escenarios contempla poder mantenernos por debajo de los 2°C sin estrategias de captura de carbono, esto significa una novedad en el abordaje de la problemática. Como ejemplo de esto último aparecen nuevas tecnologías de geoingeniería para la captura de co2 o la refracción de luz solar. El agronegocio está trabajando en desarrollar (con muchísimo financiamiento detrás) cultivos transgénicos que tengan colores blancos, de forma tal de refractar la luz solar, esto ayudaría a reemplazar el efecto albedo (del hielo y nieve que se está derritiendo). Así, nuevamente se viene a plantearnos que la solución está en seguir haciendo lo mismo, pero saneando los daños y no en cuestionar las prácticas y modelos que nos llevaron a esta situación.
Es evidente que las responsabilidades de la crisis vienen dadas en primera medida por actores económicos y políticos de gran escala y no puede delegarse las mismas a la población en general, y mucho menos a los más jóvenes, quienes son los que van a vivenciar los daños cada vez mayores. De igual forma es sumamente importante replantearse el rol que tenemos dentro del ambiente, la naturaleza y el resto de las especies que habitan en ella, concientizarnos acerca del impacto de nuestras acciones y exigir cambios sistémicos e inmediatos (que nazcan en primer lugar de nosotros mismos) en los modelos de producción y consumo.
Bibliografía
Leff, Enrique (1994). Ecología y capital. Racionalidad ambiental, democracia participativa y desarrollo sustentable. Siglo XXI Editores. México.
RAWORTH, Kate et al. (2012). "Un espacio seguro y justo para la Humanidad". Oxfam Internacional - Febrero de 2012
BOFF, Leonardo (2017). “Sustentabilidad. La urgencia ante el grito de la Tierra", CABA: Ed. Santa María, pp. 11-40.
BUENO, María del Pilar (2016). El Acuerdo de París: ¿una nueva idea sobre la arquitectura climática internacional?, Revista Relaciones Internacionales, nro. 33, pp. 75-95.
DIMITROV, Radoslav (2016). The Paris agreement on climate change: Behind closed doors, Global Environmental Politics, vol. 16, nro. 3, pp. 1-11.
IPCC (2013). Cambio Climático. Bases físicas Contribución del Grupo de trabajo I al Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. Resumen para responsables de políticas.
https://www.ipcc.ch/site/assets/uploads/sites/2/2019/09/IPCC-Special-Report-1.5-SPM_es.pdf
https://www.ipcc.ch/site/assets/uploads/2021/08/IPCC_WGI-AR6-Press-Release-Final_es.pdf
Comments